sábado, 12 de mayo de 2007

el porvenir de nuevos comunicologos: esmas.com


Extracto de la entrevista hecha por Esmas.com
Por Salvador Carreño (Editor, Esmas.com)


Me cito con Ariel en el Sanborns de Perisur, por allí de las ocho de la noche, cuando la apretada agenda de este joven y carismático comunicador de veintitantos años le permite hacerse un hueco para conversar con EsMas.com acerca del porvenir en la formación profesional de nuevos comunicólogos.

La carrera de Ariel ha mantenido un ritmo vertiginoso. Colabora con el prestigiado periodista Ricardo Rocha, y aunque no tiene una carrera de largos años en el campo laboral, recibió el año pasado de la agencia de Rocha una oportunidad tan espectacular como siniestra: la corresponsalía de la agencia en Nueva York durante el atentado al complejo arquitectónico del World Trade Center.

La idea de la entrevista es, explicamos a Ariel, que ubiquemos el panorama que pueden encontrar los jóvenes que están egresando de las universidades, no sólo en función de las circunstancias que enfrenta el mundo actualmente, sino desde la óptica de que al ser él un periodista que ha egresado recientemente del Tec de Monterrey, paralelamente es un cuate con mucha experiencia, con muchas tablas aportadas desde que estaba en la carrera, de modo que lo primero que le pedimos que nos comente es cómo ve, como joven profesionista, para las nuevas generaciones de periodistas, el futuro profesional:

“La carrera de comunicación es especialmente difícil de desarrollar, sobre todo en medios. Los medios de comunicación no están cerrados, pero los jóvenes creen que las puertas de los medios se abren de la misma forma que en otros trabajos, y no es así; en otros trabajos tú puedes llegar y decir, ‘éste es mi currículum vitae, quiero entrar’; y a lo mejor te hacen unas pruebas y entras. En el caso de los medios de comunicación te puedo decir que muchos de los lugares se tienen que ganar con talento, los medios no están cerrados a nuevas propuestas, siempre que sean originales y creativas, si lo que quieren es entrar a un medio”.

Y prosigue: “La competencia en los medios incluye, además, un amplio segmento de compañeros de trabajo que se han formado en la práctica, aun sin poseer una carrera. Por eso es importante que los estudiantes adquieran experiencia real, independientemente del medio en el que se desenvuelvan”.

Nuestra siguiente pregunta es si considera que las universidades del país ofrecen una formación académica apropiada para competir en el campo laboral: “Conozco muy bien el sistema del Tec, porque estudié y trabajé allí, y más o menos conozco otras universidades, como la Intercontinental, La Anáhuac, la Iberoamericana, la UNAM y la UAM; tomando en cuenta éstas, creo que es claro que cada una tiene su especialidad: la Iberoamericana es una universidad muy conectada con la investigación y con la teoría, y con todo el desarrollo intelectual humanístico; sus egresados son buenos en teorías de la comunicación; la Intercontinental, en cambio, es muy de medios, muy práctica de productores; la Anáhuac es tal vez más enfocada a cuestiones mercadológicas; la UNAM es mucho más periodística, más de crítica; la UAM da de los mejores periodistas de campo”.

“Por otra parte –continúa nuestro entrevistado-, no creo que la educación en México sea de las mejores del mundo, pero tampoco creo que sea tan mala como la han mostrado últimamente. En la carrera de comunicación, lo más importante está en lo que uno quiera hacer, A diferencia de medicina, donde si no estudias todo el día, no pasas, en comunicación sí, hay gente que hace como que hace y no hace nada, y sin embargo sale, pero ¡ojo!, la cuestión no es tan simple, la carrera de comunicación da comienzo cuando la terminas. Tengo compañeros que terminaron la carrera y nunca tuvieron intención de dedicarse a ella, la estudiaron porque era fácil. Pero el reto está luego de la escuela. Si entras con esa óptica, la carrera te transforma”.

En algún momento de la plática, Ariel reconoce que el Tec de Monterrey no es precisamente la “catedral” de las escuelas de periodismo, pero es enfático al señalar: “Estoy orgulloso de haber salido del Tec, y al día de hoy te digo que me ha servido más ser del Tec que de otra escuela, porque no te ven venir; cuando yo entré a Detrás de la Noticia, nadie me ofreció ser reportero, o la redacción, de inmediato me estereotiparon en Internet, suponiendo que, por mi perfil, lo único que sabría hacer era entenderme con una computadora; para mí fue una ventaja competitiva”.

¿Podríamos decir que todas las opciones son medianamente aceptables, sin llegar a extremos de escuelas patito?.

“Yo creo que sí, porque la escuela es importante en cuanto a la orientación que te brinda, en lo concerniente a ciertas pistas, pero la formación es responsabilidad esencial del alumno, y evidentemente me refiero a escuelas de prestigio”.

¿Qué tanto pueden los alumnos fiarse de sus profesores en la búsqueda del conocimiento?

“Realmente es difícil de determinar eso, hay veces que se conjunta que un profesor es muy bueno en el campo de trabajo, pero que en la universidad resulta que no sabe enseñar, o ve en la escuela un campo fértil para externar opiniones que no vienen al caso". Luego insiste en el tema: “Hay problemas en el ámbito docente, pero eso también ocurre en otros campos profesionales, y a final de cuentas, un mal profesor no te puede o no te debe impedir el desarrollo, siempre hay forma de solventar dificultades. Además, en todos los casos, casi siempre pasa que dos o tres profesores se convierten en definitivos en tu formación, y por ellos vale la pena el esfuerzo; yo tuve grandes profesores en el Tec, como Harris Whitbeck, Jaime Figueroa o Juan de Dios Piñón, y lo que ellos me enseñaron me dejó marcado más que, digamos, las teorías de Mauro Wolf”.

¿Calculas que los futuros comunicadores pueden esperar un futuro promisorio, en un país como el nuestro, donde la administración gubernamental parece navegar a la deriva, donde la cultura está manejada por gente torpe, donde pareciera que caminamos mucho más a hacia la derecha, hacia la represión?

“Creo que estamos viviendo una época interesante del periodismo en México, específicamente en materia de libertad de expresión. Yo no viví ninguna época de represión, ni llamadas de Gobernación, ni he vivido el “chayote” o el embute, que conozco porque de ello me han contado amigos periodistas. Todos sabemos lo que ha pasado con personajes célebres de la comunicación, que enfrentaron presiones e injusticias, o la muerte misma, como Manuel Buendía”.

Y más adelante: “Tal vez a algunos no les guste lo que voy a decir, pero creo que fue con la llegada de Carlos Salinas de Gortari que comenzamos a vivir un ambiente de mayor libertad, y no como una graciosa concesión del Presidente, sino como resultado de voluntad de ser libres, pero no volvimos a tener tanta represión como en el pasado cercano”.

Ariel considera que la situación actual es producto del trabajo diario, del esfuerzo de muchos periodistas: “No soy partidario de nadie, ni quiero quedar bien con nadie, pero tampoco creo en linchar a personajes como Jacobo Zabludowsky, porque él en su momento ejerció el periodismo de acuerdo con las circunstancias, así como Ricardo Rocha, Raymundo Rivapalacio y Julio Scherer, por ejemplo, han ejercido, promovido y aprovechado la libertad de expresión, han ganando terreno en este ámbito, creo que han hecho el terreno fértil y a la vez éste los ha ayudado”.

Cuando abordamos el asunto de los personajes, indefectiblemente asoma el problema de la ética periodística, ¿cómo asegurarnos esa libertad, sin caer en excesos en uno u otro sentido?, le preguntamos a Ariel:

“Lo hacemos cuando, sin importar si al Presidente o a otros funcionarios le hace gracia o no lo que se diga de ellos, los periodistas nos cuidamos de no convertirnos en carroñeros de los servidores públicos en desgracia. Creo que se puede ser crítico, tanto como se quiera, pero con argumentos. Yo leo a Scherer en Proceso y cada vez pienso que es la última vez que aparece, y sin embargo ahí está. Y veo a mi jefe -y no lo digo porque lo sea-, Ricardo Rocha, decir mil y una cosas del presidente Fox, pero con argumentos y ahí está. Los periodistas la tenemos ahora por un lado más fácil, pero por otro debemos ser mucho más responsables”.

Las ideas de este joven reportero son claras y precisas respecto del quehacer profesional: “El periodismo tiene la responsabilidad de ser la conciencia de la sociedad, ser los ojos y los oídos de la gente, y de contar historias, narrar hechos, con criterio e independencia. Si el Presidente opta por no leer los periódicos, no me preocupa; al contrario, me alienta, porque en otros tiempos, si el Presidente manifestara que deja de leer un periódico, no es sólo eso, sino que habría dejado de existir”.

Y añade: “Hoy, el Presidente Fox es sólo un lector más, y la suya es una actitud útil, dentro de la desgracia que suponga que Fox no acepte la crítica y cierre los oídos; pero también tiene la parte maravillosa de que el Presidente está conciente de que no puede callar a los medios. Ésa es la nueva relación, la nueva realidad de los medios. Cercanía sí, pero también distancia con el Gobierno”.

Ariel, quien siendo un joven centrado y de metas claras desde sus tiempos de estudiante, tuvo empero la ocasión de madurar de golpe el 11 de septiembre de 2001, mientras se derrumbaban frente a él las Torres Gemelas. Y reflexiona: “Creo que los chavos tienen ante sí grandes oportunidades, pero también grandes problemas. Hoy hay un campo enorme, con grandes matices, enfoques y posturas. Lo primero es, ahora, tener la sensibilidad para actuar con razón, que no es lo mismo que la inteligencia; la inteligencia es una capacidad, en tanto la segunda es un ejercicio; en segundo lugar, debemos procurarnos educación”.

Y concluye: “Estoy convencido de que todos nuestros problemas se resolverán a partir de la educación. Creo que cuando el país se eduque muchas cosas van a cambiar, incluido el papel de la religión...no creo que la religión sea un obstáculo para la razón, pero sí que en tiempos de ignorancia es un buen sustituto para la razón, y no te ayuda a compaginar tus creencias, tu fe, con el interés por la razón. Y conste que no soy ateo, aunque no voy a decir cuál es mi credo. Creo que todo va a cambiar con la educación, y la religión ocupará el lugar que le corresponde en la cultura humana, como lo ocuparán todas las cosas.

Abril, 2002.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces pienso que la computadora sí es asociada al Tec, en eso entiendo a los que creen que tenemos chips y cables en lugar de arterias y células.

Hoy día me da gusto saber que fuimos de los escasísimos alumnos del ITESM CCM (con todo y su cenote sagrado) que nos aventamos al mar, es decir, a los medios.

Recuerdo que casi todos dijeron "No, yo voy para comunicación organizacional". Lo recuerdo como si fuese ayer.

Mou, el Tec nos hizo graduarnos como jóvenes pasando a adultos, como alumnos pasando a profesionistas y como románticos estúpidos pasando a solitarios realistas en busca de un futuro mejor con las elegantísimas (y no tanto) féminas.

Cristina D. dijo...

:)